4. Estación meteorológica o columna barométrica

En 1907, en el contexto de las obras de demolición de los baluartes y las murallas de Palma y de la creación de la actual plaza España, el arquitecto municipal Gaspar Bennazar proyectó una columna barométrica para colocarla en el centro de dicha plaza. En la memoria del proyecto dejó escrito:

“En muchas poblaciones, en aquellas en que la cultura ocupa lugar preferente entre las preocupaciones de los Ayuntamientos, se establecen detalles constructivos o artísticos, a fin de contribuir a su fomento.

Y una clase de estos detalles, quizás los más apropiados, son los que dan en forma más o menos claras noticias del clima y de la atmosfera del país y de los astros.

Resumiendo en un conjunto harmónico, una serie de datos climatológicos, atmosféricos, terrestres y astronómicos, pero datos sencillos y fáciles de certeza y comprender por inteligencias en primitivo estado de desarrollo, se consigna infiltrar en ellas ideas y conocimientos que de otro modo y en otra forma se enseñan con mayor dificultad. Pues fácil es comprender que es muy fácil su popularización cuando se ven y se aprenden en la calle, en plena vida y en sitios agradables.

La forma adoptada generalmente es la columna u obelisco, pues que se presta a que sirva de adorno, pero no precisamente para embellecer sino para llamar la atención y atraer a ellos sus lectores u observadores.

Y esto, que se llama generalmente columna barométrica, es lo que hemos proyectado. Consiste en una especie de fuste, sobre zócalo bastante ensanchado, y una cubierta o crucero prolongado para defender los aparatos incrustados en su mole y las letras grabadas que forman las máximas e inscripciones.

Sobre el crucero, va colocado una esfera terrestre, con relieves topográficos, que con su brillo metálico llamará la atención y atraerá al paseante o transeúnte. Y sobre todo ello, rematará en una veleta, que con sus cuatro puntos cardinales indicará además la dirección de los vientos.

En sus cuatro caras, el fuste contendrá: barómetro, perfectamente observable a distancia; termómetro; hidrómetro; etc.

Además comprenderá una serie de notas que indicarán las distancias de Palma a los principales pueblos de la isla, justamente con algunos otros datos.

Y en el zócalo aprovechando sus superficies, se inscribirán datos astronómicos, físicos y químicos que sean accesibles a todas las inteligencias y útil su conocimiento.

Con esto se comprenderá la importancia de estos proyectos, que si no es de aquellas obras cuya necesidad material es incontrolable, sin embargo, puede ser el principio de obras materiales que tienen su fin intelectual.

Los materiales de que conste serán de buena calidad y los aparatos también de buen resultado.

A este fin, para que se puedan escoger unos y otros por el mismo constructor, ya que su escasez en ésta es tan notoria que no permite su fiscalización con prosaicas condiciones, proponemos que se construya por administración con la libertad absoluta para que el Sr. Alcalde pueda disponer su construcción lo más vistosa posible y dentro del crédito que disponga el Exmo. Ayuntamiento, que hemos calculado, para una construcción aceptable de dicha columna, en unas dos mil pesetas.

Claro es que en otras poblaciones estas columnas son de menor tamaño. Pero debemos observar que en ellos son generalmente detalles que contribuyen al conjunto de una plaza, en la que campean otras obras, estatuas, estanques, etc. Pero en Palma, y en dicho sitio, el detalle se ha de construir en adorno principal, en ‘pendant’ de la casita de jardinero recientemente construida. […] Palma, 26 de enero de 1907. Gaspar Bennazar.”

En septiembre de 1909 se encargaron los aparatos científicos destinados a la columna barométrica, los cuales fueron encargados a la Casa Richard de París. En la construcción de la columna barométrica participaron entre otros, el escultor Lorenzo Rosselló o José Fullana, que dibujó el mapamundi; y las obras finalizaron a finales de 1912, con un coste superior a cinco mil pesetas.